Calle del Azotado: la historia de un necio

La actual calle de Grafal, situada en el barrio de La Latina, antes se denominaba  calle del Azotado. Discurre desde la Plaza de Segovia Nueva hasta la Cava Alta. El origen de toda esta historia es Hernán Carnicero, un comunero que vivió en ella y que resultó ser un auténtico necio.

Muchas de las historias del Madrid antiguo, se han ido transmitido de generación en generación con el método del boca a boca. Esto hace que algunos de los detalles se hallan perdido por él camino. No sabemos a ciencia cierta en qué año sucedió esta historia. A principios del siglo XVII es cuando a la calle del Azotado para a denominarse con el nombre de Grafal, que es cómo se la conoce en la actualidad. Posiblemente estemos hablando de mediados o finales del siglo XVI.

Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Hernán Carnicero

Hernán Carnicero era un comunero que vivió en esta calle del barrio de La Latina. Todo comienza con una historia de amor no correspondido. Hernán se enamora de una de sus vecinas, Mary Gonzalvo, pero ella lo rechaza. Él no desiste en su empeño y comienza a acosarla. Aprovechando la oscuridad de la noche, toma la costumbre de colarse en su casa para intentar conquistarla.

Una denuncia anónima relatando los hechos es enviada a las autoridades. Hernán Carnicero es detenido y condenado a ser azotado públicamente. Este tipo de castigo era muy común en aquellos años. Consistía en que el condenado era paseado por las calles montado en un asno, mientras era azotado con un látigo.

En el caso de Hernán las autoridades indican en la sentencia, que una parte de los azotes debían  de darse delante de su propia casa. Todos sus vecinos fueron testigos del castigo, lo que hizo que resultara más humillante.

Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Calle de Grafal antigua calle del Azotado

Fue tal la paliza que Hernán recibió que tuvo que ser ingresado en el Hospital donde pasó una buena temporada recuperándose de las heridas.

Vuelta a casa

Cuando se recupera, decide volver a su casa. Pensaba que el asunto habría quedado olvidado. Pero nada más lejos de la realidad. Hernán se convierte en el centro de todas las burlas de los vecinos de la zona. La situación se volvió insostenible ya que prácticamente no podía salir de su casa.

Hernán decide entonces que lo mejor es irse del barrio. Puso su casa en venta pensando que la vendería rápidamente y con el dinero conseguido poder empezar una nueva vida lejos allí. Pero la superstición de los madrileños, hizo que nadie quisiera comprar la casa de un azotado. Al ver que el tiempo pasaba y desesperado por su situación decidió cambiar de aires.

Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Una mala decisión

Apremiado por la situación y la dificultad de vender la casa, tuvo la “genial” idea de prenderla fuego. La razón por la que decide quemarla es que nadie pueda disfrutar de ella. Pero a Hernán el asunto se le fue de las manos.  No solo quemó la suya, sino que varias de las colindantes fueron arrasadas por las llamas.

A partir de aquí la historia se oscurece. Hay dos versiones de cual fue el final del necio Hernán Carnicero. Unos dicen que las autoridades le detuvieron y fue condenado a pena de cárcel donde paso encerrado una larga temporada. Otros creen que logró huir de Madrid ya nada más se supo de él. La calle se reconstruyó y se le puso el nombre del Azotado.

Calle de Grafal antigua calle del Azotado
Calle de Grafal antigua calle del Azotado

Desde entonces y hasta que años más tarde fue abolido este tipo de castigo, todos los condenados tenían que pasar por delante de donde estuvo la casa de Hernán y allí recibir parte de su castigo.

Del Cordón

En el Madrid de aquellos años otra calle cercana se conocía como la de los azotados, en este caso en plural. Hablamos de la actual calle del Cordón. Al estar la cárcel en la Plaza de la Villa, cuando un preso era condenado a recibir este castigo, la comitiva empezaba en esa calle estrecha hasta llegar a la calle del Sacramento.

En 1821 la calle del Azotado, pasa a llamarse de Grafal, que es como la conocemos en la actualidad. La calle recuerda al Marqués de Grafal, que fue corregidor de la Villa de Madrid.

 

 

 

 

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