Caramelos Paco es todo un clásico en la venta de dulces. La tienda, situada en el madrileño barrio de La Latina esconde una historia apasionante. Madrileños y turistas se quedan hipnotizados ante el escaparate de los caramelos más famosos de España.
La historia de Caramelos Paco, va unida irremediablemente a la de Francisco Moreno Redondo. Este visionario hombre de negocios fundó la tienda, la sacó adelante con su esfuerzo y la convirtió en la más famosa de España.

Todo comenzó cuando, a comienzos de los años 30 del siglo pasado, Francisco Moreno Redondo abandona Orusco de Tajuña. En este pueblo madrileño nació, en el seno de una humilde familia. Pronto se dio cuenta que su futuro estaba en la capital y hasta Madrid se marchó para trabajar como dependiente.
Años difíciles
Con tan solo 20 años Francisco decide fundar su propio negocio en el barrio de La Latina: unos ultramarinos situados en el número 55 de la calle de Toledo,En aquel momento, esta calle era considerada una de las más bonitas del mundo. En el año 1936 el negocio pasa a especializarse en la venta de caramelos y los bombones. Era el primer comercio en la capital que se dedicaba exclusivamente a este producto.

En ese mismo año estalla la Guerra Civil. Un obús impacta directamente en la fachada del comercio, junto al banderín. El artefacto, que penetró hasta el antiguo almacén no llegó a estallar.
Llega después la época de la posguerra, en la que la falta de medios se suplía con imaginación. El escaparate de la tienda tenía, sin embargo, un efecto terapéutico en la población. Los niños del barrio pegaban su nariz al cristal para ver el universo de dulces de diferentes tamaños y colores.

Viento en popa
El negocio se amplía con la pequeña sastrería colindante y Francisco Moreno comienza a hacer publicidad a la tienda. La rudimentaria técnica de marketing consistía en irse a las afueras de Madrid acompañado de su hijo. Con una lata llena de alquitrán y una brocha pintaba en las rocas situadas al borde de la carretera el nombre de la tienda: ‘Caramelos Paco’.

Poco a poco el comercio fue cogiendo fama. El boca a boca hizo que personas de todos los puntos de Madrid fueran a comprar allí los caramelos. El secreto de su éxito fue el gran surtido de la tienda y la amabilidad de sus dependientes. Todo el mundo hablaba de Caramelos Paco.
Francisco se mantuvo al frente del negocio hasta los años 80. Después, el testigo se cedió a Francisco Moreno Vicente, el hijo del fundador. El reto era mantener el ambiente familiar del negocio y su cercanía, pero haciéndolo crecer.
Negocios paralelos
De la mano de Francisco Moreno Vicente, se abrió una fábrica de caramelos en Cuba y comenzaron las exportaciones a diferentes países europeos, centroamericanos e incluso Japón.

Se creó un taller de artesanía de azúcar glasse, donde el azúcar se convierte en arte en forma de figuritas. Y escuchando las necesidades del público se abrió la tienda de disfraces Fiestas Paco. “Decidimos abrir un nuevo negocio porque detectamos esa necesidad en los clientes. Les vendíamos los caramelos, pero echaban de falta las piñatas y los disfraces, entre otros artículos”.
Grandes hitos
Entre los grandes hitos de Caramelos Paco se encuentra ser los primeros en comercializar los caramelos sin azúcar. También han sido líderes a la hora de impulsar el caramelo publicitario. Y aunque los tiempos han cambiado el ambiente familiar de la tienda sigue igual. “Hay que tratar siempre a los clientes entre algodones de azúcar”, afirma Francisco Moreno Herguido, la tercera generación al frente del negocio.

Tampoco cambia la cara de sorpresa de los niños y mayores ante el escaparate, uno de los más coloristas y famosos de la capital. Un universo de caramelos, de diferentes tamaños, formas y colores. El sueño hecho realidad de cualquier amante del dulce.