El Parque de la Cornisa no es tan solo un espacio verde en medio de La Latina. Allí se encuentra un huerto urbano de carácter solidario y espíritu participativo.
El Parque de la Cornisa esconde un pequeño vergel cuidado con mimo por vecinos voluntarios que han decidido pintar de una tonalidad verde un pequeño espacio urbano. Se trata del Huerto de la Cornisa, perteneciente a Huertos Comunitarios de Madrid, donde se pueden encontrar diferentes variedades de hortalizas, verduras y plantas aromáticas, en un escenario de encuentro, solidaridad y trabajo en común.

Voluntariado ecológico
Los encargados de gestionar el espacio son diez personas, apoyadas por otras muchas que acuden al huerto con ganas de echar una mano. Trabajo para mantenerlo en buenas condiciones no falta, tal y como señala Raúl Urquiaga, portavoz y voluntario de este espacio.
Quienes acuden al huerto de la Cornisa no solo van a trabajar en él. El lugar se ha convertido en un punto de convivencia vecinal, donde nunca falta una charla animada y planes para mejorar el espacio. Las manos expertas en el cultivo de las plantas se unen a las que no tienen conocimiento alguno de cómo funciona un huerto. ¡Lo importante es tener ganas de ayudar en el objetivo comúny cumplir con la tarea que te haya sido asignada!
Un huerto de los vecinos
Para un correcto funcionamiento del huerto, es necesario acudir en los días de trabajo prefijados. Durante el invierno, este espacio verde se abre los sábados a las 12,30 h, mientras que en verano también abre los jueves.

La iniciativa del huerto de la Cornisa nace en el año 2005, de la mano de personas que ya llevaban tres años gestionando un huerto comunitario en el Campo de la Cebada. Aprovechando la regulación municipal de huertos urbanos, los vecinos solicitan un espacio al Ayuntamiento de Madrid, quien les ofrece un terreno en el Parque de la Cornisa, por lo que se decide trasladar allí el huerto.
La zona asignada no estaba preparada en un primer momento para acoger un huerto urbano, pero el proyecto fue tomando forma poco a poco gracias al esfuerzo de los voluntarios, que han logrado convertirlo en el huerto ecológico que es hoy en día. La iniciativa es, además, respetada y muy bien valorada por los vecinos. Muchos de ellos acuden cada sábado para ver conversar con los voluntarios, ver cómo van creciendo las plantas de un huerto que ya han hecho suyo, o pedir un poco de esa hierbabuena que, según cuentan, tiene mucho sabor.
El auténtico éxito de este oasis ecológico es lograr un espacio en común a través de una gestión en donde todos los que forman parte del proyecto tienen voz y voto. Según Urquiaga, “aquí no existen jerarquías. Tomamos todas las decisiones en asambleas abiertas mensuales, donde todo el mundo puede aportar su opinión”.

Todo un éxito
Cuando el tiempo comienza a acompañar comienzan las cenas solidarias. El huerto provee de materia prima y algunos comercios de la zona, como La Taberna Errante o el restaurante Parajitos Mojados, preparan el menú. El resultado son riquísimas cenas, cuyos beneficios son destinados a entidades de carácter social. La última tuvo lugar el pasado 19 de septiembre y los 1.500 euros obtenidos fueron destinados a la ONG Save a Girl, Save a Generation, cuyos objetivos se orientan a la lucha contra la mutilación genital femenina.
La fama del huerto de la Cornisa no deja de crecer. Los vecinos se muestran orgullosos de ver cómosu pequeño vergel ya ha dado el salto a la gran pantalla, apareciendo en tres cortos, dos de ellos premiados en el Humus Films Fest, un festival de cortos centrado en contar agrohistorias que organiza cada año la Casa Encendida. ¡Quién sabe si se llevarán un nuevo galardón en la próxima edición de este festival porque ya se está preparando un nuevo film con el Huerto de la Cornisa como escenario protagonista!