La Bobia fue uno lugar icónico de la movida madrileña. En este café se daban cita músicos, escritores, cineastas, fotógrafos y pintores. Hoy, el espíritu ochentero ha dado paso a una cervecería asturiana
En el numero 3 de la calle de San Millán, junto a la Plaza de Cascorro, cabecera del Rastro, y en pleno barrio de La Latina, se encuentra La Bobia. A finales de los años 70 y principios de los 80, se convirtió en un icono de la movida madrileña. Con alma de after hour y un bullir de creatividad, por este bar pasaron todos los protagonistas de una época de libertad y rebeldía. Pero por aquel entonces La Bobia ya arrastraba una larga historia.

Café Mercantil
En el lugar que hoy ocupa la Bobia, en abril de 1884, se inauguró el elegante Café Mercantil. Para celebrarlo, se invitó a periodistas y autoridades madrileñas a un gran banquete, y dos días más tarde abría sus puertas al público.
El Café Mercantil se caracterizaba por su exquisita decoración y unos camareros volcados en prestar el más agradable servicio al cliente. Los republicanos de la zona lo escogieron para celebrar los banquetes que cada 11 de febrero conmemoraban la proclamación de la I República.

Sin embargo, la falta de clientela y una gestión no demasiado acertada del local hicieron que fuera perdiendo clientes. El Café Mercantil se vio obligado a subastar sus muebles para hacer frente a las deudas. Corría el mes de septiembre de 1893 y se consiguieron 23.545 pesetas y cincuenta céntimos, según las crónicas de la época.
Tras el cierre del Café Mercantil, las grandes dimensiones del local permitieron que allí se establecieran diferentes comercios. Desde almacenes de frutas, verduras y pollería a un bazar. En 1921, el inmueble fue derruido y salió a subasta. Lo compró Timoteo Rojas, que encargó la construcción de un edificio art decó. Eran los primeros pasos de La Bobia.

Inauguración de La Bobia
El 4 de febrero de 1933 La Bobia se inauguraba anunciando a quien quisiera escuchar que tenían “cuarenta clases de tapas de cocina, vinos de San Lúcar de las mejores marcas, mariscos recibidos directamente y a precios corrientes”. Su fachada de madera, con un elegante rótulo de fondo rojo con luces de neón, no pasaba desapercibida. Vecinos y visitantes se daban cita allí, especialmente los domingos por la mañana, día de Rastro.

A finales de los años 70 Madrid vivía una revolución cultural. Una nueva forma de entender la vida que daría visibilidad a la capital tras los años del franquismo. Músicos, cineastas, fotógrafos, pintores y escritores comenzaron a frecuentar La Bobia. Allí se podían encontrar desde punks a rockers, pasando por mods, progres y artistas de todo tipo. Con gafas de sol, acudían al local tras pasar la noche en vela, mezclándose con quienes acudían a primera hora a tomar su chocolate con churros o su ‘sol y sombra’ Todos contaban con la discreción de un equipo de camareros, siempre ataviados con pajarita,cuya máxima era ver, oír y callar.

Neotaberna asturiana
La Bobia fue testigo de los rodajes de cineastas de la talla de Pedro Almodóvar, quien en 1982 desplazó hasta allí a su equipo para filmar “Laberinto de Pasiones”. Unos años después la movida madrileña se fue diluyendo, hasta desaparecer a finales de la década de los ochenta. De los habituales a La Bobia algunos triunfaron en sus profesiones y otros se quedaron por el camino. En abril de 1991 cerraría sus puertas el último reducto de esa generación que había convertido el local en su bar oficial.

Tras esos años convulsos, y varios establecimientos fallidos en ese mismo local, La Bobia reabrió sus puertas en 2015, recuperando su nombre. Ahora es una neotaberna cosmopolita, donde no falta el sabor asturiano y las típicas sillas de color verde mentade la terraza. Mientras se degusta una fabada, unas croquetas al cabrales o un cachopo son muchos los nostálgicos que recuerdan épocas pasadas en un local que ya ha ascendido a los altares del recuerdo colectivo con la categoría de mito.