Hasta que 15 de junio de 1993 el Papa Juan Pablo II consagrará La Almudena, la Colegiata de San Isidro fue durante 110 años la Catedral de Madrid. En ella se guardan las reliquias de San Isidro y de Santa María de La Cabeza.
En el número 37 de la madrileña calle de Toledo, en el barrio de La Latina, se levanta majestuosa la Colegiata de San Isidro. También conocida como San Isidro el Real. Desde que en el año 1885 se creó la diócesis de Madrid y hasta que en 1993 se consagra La Almudena, fue provisionalmente la Catedral de la ciudad.

El origen del templo
La infanta María de Austria, hija del rey Carlos I y esposa de Maximiliano II es la principal artífice de su construcción. En su testamento dona toda su fortuna a la Compañía de Jesús. Con el dinero ha de levantarse un nuevo templo en el solar donde antes se encontraba la Iglesia de San Pedro y San Pablo.
En 1620 se encarga el trazado al arquitecto jesuita Pedro Sánchez, quien realiza un diseño de estilo barroco. Toma como modelo de Iglesia de Gesú situada en la ciudad de Roma. Las obras comienzan en 1622. Inicialmente el templo se dedica a San Francisco Javier uno de los fundadores de la orden. Se considera la Iglesia del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús situado en lo que hoy en día es el Instituto de San Isidro.

La construcción
En 1622 es el propio arquitecto quien diseña el templo, quien empieza y dirige las obras. La primera piedra la pone el rey Felipe IV. En 1633 fallece Pedro Sánchez y se designa a los arquitectos Francisco Bautista y Melchor Bueras para que la finalicen.
Aunque la iglesia no se termina de construir hasta 1664, es el 23 de septiembre de 1651 cuando se consagra. El encargado de hacerlo es el Nuncio Giulio Rospligliosi, que años mas tarde se convertiría en el Papa Clemente XI.

La expulsión de los Jesuitas
En 1767, Carlos III expulsa a la los Jesuitas de España. Según el rey, fueron los instigadores del motín de Esquilache, que tuvo lugar en 1766 y que puso en serios apuros su reinado. No regresarían hasta que el Rey Fernando VII lo permitiera el 15 de mayo de 1815. A lo largo de la historia los Jesuitas fueron expulsados de España hasta en tres ocasiones más.
En 1769 el propio rey ordena que el templo pase de estar bajo la tutela de San Francisco Javier a la de San Isidro, Patrón de Madrid, cuyos restos fueron trasladados es mismo año desde la Iglesia de San Andrés. También fueron trasladadas las reliquias de su esposa Santa María de la Cabeza desde el Oratorio de la Casa de la Villa. Es entonces cuando el templo se convierte en Colegiata.

En esa época el arquitecto Ventura Rodríguez, hace una remodelación proyectando un nuevo presbiterio y el retablo del altar mayor para adecuarlo a la nueva advocación.
La primera diócesis de Madrid
En 1885 la Colegiata de San Isidro se convierte en la sede de la primera diócesis de Madrid. Con este motivo y de forma provisional el templo se convierte en la Catedral de Ciudad. El primer obispo que la ocupó fue Narciso Martínez Izquierdo que sin quererlo, pasa a forma parte de la historia negra del barrio de La Latina. El 18 de abril de 1886 fue asesinado por el sacerdote Cayetano Galeote, quien le disparó tres veces en la espalda.
El día 4 de abril de 1883 el rey Alfonso XII pone la primera piedra de la actual Catedral de la Almudena. En aquel momento nadie podría suponer qué habría que esperar más de un siglo para verla terminada.

La Colegiata en el siglo XX
En el año 1936 a los pocos días del inicio de la Guerra Civil, la iglesia fue incendiada. Las llamas provocaron importantes daños estructurales y la perdida de gran parte de obras de arte que albergaba.
Al finalizar la guerra, el arquitecto madrileño Javier Barroso es el encargado de diseñar la reconstrucción del templo. Las obras, se alargan y no se finalizan hasta veinte años más tarde. Se aprovecha para terminar la dos torres que la coronan y que anteriormente nunca llegaron a culminarse. Barroso realiza una fiel copia del retablo mayor que en su día diseñó Ventura Rodriguez
Hasta que la nueva catedral fue terminada la Colegiata de San Isidro albergó las imágenes de la Virgen de la Almudena y del Cristo de la Buena Muerte. En 1978 el templo se convierte en la sede canónica de la Hermandad de Jesús del Gran Poder y de la Esperanza Macarena.
Los vecinos del barrio, y muchos madrileños nacidos a mediados del pasado siglo XX, hoy en día, se siguen refiriendo a ella como La Catedral.