En medio del entramado de calles que conforma la antigua Morería de Madrid se levanta San Pedro el Viejo. Su imponente torre mudéjar, hace inconfundible el perfil del templo.
La Iglesia de San Pedro el Viejo, en la confluencia de la calle del Nuncio y la Costanilla de San Pedro, en pleno barrio de La Latina, es una de las iglesias con más personalidad de Madrid. Bien de Interés Cultural desde 1979, destaca por su torre mudéjar. Es famosa por guardar la talla de Jesús el Pobre, una de las que más devoción despierta entre los madrileños. Esta iglesia situada en pleno barrio de la Morería esconde tesoros, secretos y leyendas que la hacen única y digna de ser visitada. ¿Quieres conocer sus curiosidades?

Una de las iglesias más antiguas de Madrid.
La iglesia de San Pedro el Viejo es una de las más antiguas de Madrid. Aunque el templo actual, tal y como lo cocemos, se levantó en el siglo XIV, la iglesia ya aparece citada en el Fuero de 1202.
Es muy posible que se construyera sobre la antigua mezquita de la aljama de la Morería madrileña . Su fundación puede deberse a Alfonso X de Castilla, que cedió un lugar junto a las llamadas fuentes de San Pedro. De hecho, una de las principales misiones de la parroquia en sus orígenes era velar por la distribución de las aguas que corrían por los cercanos barrancos de la calle Segovia.

No siempre se llamó así.
En un primer momento fue conocida como San Pedro el Real. Pero en 1981 la iglesia de la Paloma recibe este nombre y le quita la condición de parroquia. Desde entonces es conocida como la Iglesia de San Pedro el Viejo.
Hay muchas teorías sobre el porqué de su nombre. Hay quien dice que se debe a que un caballero de la Orden de Calatrava donó en su momento una gran cantidad de dinero para los pobres de la zona. Y hay quien piensa que se debe a que fue una de las más humildes de Madrid.
La torre mudéjar, su principal atractivo.
El edificio actual poco tiene que ver con el original, ya que la iglesia ha sido sometida a multitud de reformas. El único estilo concreto que mantiene es el mudéjar de su torre, del siglo XVI. Está rematada por un campanario de traza herreriana, que se añadió en el siglo XVII.

La torre se mandó edificar para conmemorar la reconquista de Algeciras en 1344. La construcción, al estilo de los alminares andalusíes, corrió a cargo de los maestros alarifes musulmanes que vivían en un Madrid ya cristiano.
Esta torre, sencilla y sobria, es el elemento arquitectónico más característico de la iglesia. Es un prisma de 30 metros de altura, con una planta cuadrada de algo más de 5 metros de lado. Está construida en granito, enfoscado de cemento y finalmente en ladrillo. Tiene ventanillos arábigo-bizantinos únicos en Madrid. Distribuidos en las cuatro caras de la torre se encuentran las aspilleras. Enmarcadas en arquillos ciegos de herradura que, dispuestas a diferentes alturas, servían para dar luz a su interior.

Los tesoros de la iglesia.
Del templo mudéjar original solo se conservan los muros que configuran las naves de la iglesia y las criptas bajo la actual sacristía. Sin embargo, al lado de la torre podemos ver una portada renacentista de 1525 . Ya en el interior destaca la cabecera con bóveda nervada de estilo gótico de la nave de la epístola, del siglo XV. En la cabecera de la nave izquierda se observa la capilla fundada por Francisco Luján en el siglo XVI. En ella estuvo el sepulcro de su hermano Fray Antonio de Luján, obispo de Mondoñedo, que después se trasladó al Museo Arqueológico Nacional.
En San Pedro el Viejo se guarda la talla de Jesús el Pobre. Fue esculpida por Juan de Astorga en Sevilla, a finales del siglo XVIII. En 1812 se traslada a la iglesia como regalo de la Duquesa viuda de Santiesteban y Medinaceli, quien la tenía en el palacio de la Casa de Pilatos.
Junto con la talla de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad, Jesús el Pobre es sacado en procesión cada Jueves Santo. Para poder salir del templo los anderos tienen que agacharse, para no dañare la talla no resulte con las puertas.

Campana, momias y exorcismos.
En el siglo XVI, el muro de la sacristía fue derruido para una refoma. Apareció la momia de un hombre que había sido enterrado de pie. Sus ropas estaban intactas y por las armas que llevaba parecía un noble. Las autoridades lo expusieron a los curiosos durante unos días. Nadie reclamó el cadáver por lo que se decidió enterrarlo, presuntamente en la misma iglesia.
Un siglo más tarde, San Pedro el Viejo se convierte en escenario de exorcismos. El exorcista era Genaro Andreini, calabrés de nacimiento. Muchas personas llegaban a la iglesia para que les sacara el demonio del cuerpo. Se hacían largas colas para ser exorcizados. Francisco de Quevedo le dedicó estos versos: “Venid, viejas, a San Pedro / venid, que ya está el beato / Andreini con hisopos / preparado a sacar diablos”. Finalmente, y ante el revuelo que causaba entre los fieles, Andreini fue devuelto a su Italia natal.

La iglesia esconde un último secreto: su campana. Dice la leyenda que se compró con los donativos de los cristianos del barrio y era tan grande que resultaba imposible subirla por la torre. Un día, sin intervención humana, apareció colocada en su lugar.
Dos veces tocó sola : cuando murió el rey Felipe II y cuando se produjo el levantamiento contra los franceses. Pero su auténtico poder consistía en desviar las tormentas con su repicar y así salvaguardar las cosechas. Como consecuencia de su peso se quebró en 1565. Con su fundición se hicieron dos campanas más pequeñas. Hoy se puede observar otra, colocada en 1801 y más pequeña que sus compañeras.