El Seminario Conciliar de Madrid, en calle de San Buenaventura, en el barrio de La Latina, lleva más de un siglo formando a seminaristas. El edificio está declarado Monumento de Interés Cultural.
Su nombre oficial es ‘Seminario Conciliar de la Inmaculada y San Dámaso’. Se encuentra en la calle de San Buenaventura, en el barrio de La Latina. El edificio también acoge el seminario de la Archidiócesis de Madrid.

Un edificio con historia
En el año 1885 el papa León XIII desligó a Madrid de la archidiócesis de Toledo. Esta decisión implicaba que la capital debía, como nueva sede diocesana, tener su propio seminario. Se estableció en un primer momento en el palacio arzobispal de la calle de la Pasa, junto a Puerta Cerrada. Seis años después comenzaría la construcción de una nueva sede encargada al Marqués de Cubas. Inicialmente iba a estar situado en el Paseo del Cisne, hoy Eduardo Dato.
Una vez comenzadas las obras, la Iglesia volvió a cambiar la ubicación. Al final se decidió construirlo en Las Vistillas, en el terreno del antiguo palacio del duque de Osuna. La Casa de los Osuna había perdido este palacio por sus múltiples deudas. La archidiócesis de Madrid lo compró y en 1900 lo derribó para comenzar a construir definitivamente el seminario. Los jardines de la finca se mantuvieron en manos municipales y fueron convertidos en Las Vistillas.

Inauguración y reformas
Los arquitectos Miguel de Olabarría y Ricardo García Guereta pasaron a ocuparse del proyecto arquitectónico. En el último momento se decidió hacer más grande la capilla y prescindir de algunos de los pabellones previstos.
Tras la muerte de Olabarría, fueron los arquitectos García Guereta y Juan Moya Idígoras los que terminaron el proyecto. La inauguración tuvo lugar en 1906. En 1950 se construyeron dos nuevos pabellones ante el aumento considerable de seminaristas. En 1977 el edificio fue declarado Monumento de Interés Cultural.
El Seminario hoy en día
El Seminario Conciliar es un edificio de planta rectangular con torreones sobre las esquinas. Se distribuye con perfecta simetría en torno a dos patios rectangulares, separados por una iglesia con planta en forma de cruz latina y una sola nave. El estilo neomudéjar, con la fachada de ladrillo visto, y su decoración neogótica, lo convierten en una singularidad. Al mismo tiempo, el enorme espacio que ocupa recuerda a las construcciones militares de la época.

Dentro del seminario viven y se forman los seminaristas. Año tras año ha ido disminuyendo el número por la crisis de vocación. Desde el seminario se señala que “la formación humana está muy unida a la comunitaria. Los seminaristas viven, dentro de la gran familia del seminario, en pequeñas comunidades que les permiten hacer experiencia de vida en común. En ellas crean vínculos de amistad y aprenden a soportar con paciencia las pequeñas debilidades de los hermanos, así como a trabajar juntos en los distintos servicios”.
El día a día de los seminaristas
Su formación pasa por el estudio de las disciplinas de filosofía y teología, y la lectura de las grandes obras de la tradición cristiana. Además de recibir una formación práctica a través de las experiencias pastorales, el seminario completa la formación en diferentes habilidades.
Entre las actividades que los seminaristas realizan se encuentran los programas de formación musical. Incluyen estudios de solfeo, órgano u otros instrumentos. La formación también se complementa con un programa orientado a comunicación social. Los seminaristas elaboran la página web, están presentes en redes sociales, editan la revista ‘Seminario de Madrid’ y se les forma en oratoria y medios audiovisuales.
Muchos de ellos participan en un programa de Radio María. Desde hace más de una década se ofrece la posibilidad de participar en la actividad de teatro. “Es una herramienta muy interesante, donde podemos descubrir y optimizar nuestro potencial comunicativo de cara a un grupo de personas. Nos desenvuelve y saca de nosotros habilidades que desconocíamos”, afirman los seminaristas.
Coro, cine, deporte y tertulias
Los seminaristas pueden colaborar en el coro o Schola Cantorum. El coro participa en diferentes celebraciones litúrgicas y en celebraciones puntuales. Los seminaristas, que ensayan dos horas semanales, dedican parte del tiempo a los ejercicios de entonación, de mejora de oído musical y de vocalización.
La práctica del deporte en el seminario se considera necesaria para atender adecuadamente la salud física y psíquica. Aquí se practican deportes individuales o en equipo, desde running a tenis, pasando por fútbol, baloncesto o pádel. El fin es favorecer la relación fraterna, el trabajo en equipo, el conocimiento de uno mismo, la concentración y el rendimiento en el estudio.

La Sala Toribio es el lugar donde los seminaristas ven películas de cine. Desde las más taquilleras a las más antiguas. De esta manera consiguen no solo entretenerse, sino mantener un aprendizaje antropológico y un espíritu crítico.
Contacto con la sociedad
Por último, Café y Compañía es una actividad que propone la visita de un personaje público con el que los seminaristas realizan una tertuliaque enriquece sus puntos de vista.
El Seminario Conciliar no solo invita a sus seminaristas a participar de la vida parroquial, sino también a la sociedad a celebrar con ellos el Vía Crucis de la Luz. Se celebra tradicionalmente el Viernes de Dolores en Las Vistillas. El contacto con la sociedad es algo fundamental en la formación de quienes se convertirán en futuros sacerdotes.