Beatriz Galindo, conocida como ‘La Latina’, fue una de las mujeres más cultas del siglo XV en España. Maestra de latín de Isabel La Católica, dedicó los últimos años de su vida a ayudar a las mujeres desprotegidas de la época.
Beatriz Galindo, también llamada ‘La Latina’, nació en el seno de una familia de buena posición económica venida a menos. Muy pronto destacó de entre todos sus hermanos por su inteligencia. Por este motivo sus padres decidieron meterla a monja. Pero antes, querían que aprendiera gramática en la Universidad de Salamanca. Ninguno de sus profesores podía imaginar que estaban formando a una mujer que iba a tener un hueco en la historia de España por méritos propios.

Un lugar en la Corte
A los 15 años de edad Beatriz no solo leía y traducía perfectamente a los clásicos, sino que era capaz de hablar en latín con gran fluidez. Su fama pronto se extendió y llegó a oídos de Isabel la Católica. La reina mandó traer a la Corte a esa joven a la que todos conocían como “La Latina”.
Aunque Beatriz Galindo entra como criada en la Corte, y cobraba como tal, enseguida fue nombrada maestra de latín de la reina y sus hijas. Bajo su tutela estuvieron nada menos que cinco reinas: la propia Isabel La Católica y sus hijas Juana, reina de Castilla; Catalina, reina de Inglaterra; e Isabel y María, ambas reinas de Portugal.

Amiga de la reina
En aquella época hablar latín era realmente importante. No solo era el idioma para comunicarse con Dios sino también para dirigir un país. Fernando el Católico dominaba esta lengua porque había sido educado para ser rey, pero Isabel La Católica no lo hablaba con fluidez porque no había nacido como heredera.
Pronto labró amistad con Isabel II y se convirtió en su consejera. La Latina acompañaba a la reina en todos sus viajes, junto a otras mujeres eruditas de la época. No tenía tiempo para amoríos y de ahí que los Reyes Católicos comenzaran a preocuparse por su futuro y la buscaran novio.
Matrimonio e hijos
El hombre elegido para ser su marido fue el oficial de artillería Francisco Ramírez, algo mayor que ella, viudo y con cinco hijos. A Beatriz la elección no le desagradó. Se casaron y tuvieron dos hijos: Fernán y Nuflo.
Diez años después del matrimonio, Francisco cayó en combate, luchando en Las Alpujarras contra los musulmanes. Corría el año 1501 y Beatriz tenía 36 años. Aún era joven para casarse de nuevo, se vistió de negro y decidió encerrarse en lo que siempre había sido su gran pasión: los libros.
Obras de caridad
En 1504 llegó el golpe definitivo que hizo que Beatriz Galindo abandonara la Corte. Murió Isabel la Católica y La Latina se sumió en un retiro voluntario. Sin embargo, decidió continuar con las labores de caridadde su gran confidente Isabel II.

La Latina fundó el convento de las Jerónimas y el hospital de La Latina, donde se atendía a personas sin recursos y desahuciadas, especialmente a mujeres desvalidas. Durante años fue visitada a menudo por Fernando el Católico y más tarde Carlos V, quienes a menudo le consultaban asuntos de política. Sin embargo, Beatriz Galindo fue muy crítica cuando Fernando contrajo matrimonio en segundas nupcias con Germana de Foix.
Su dinero, para los pobres
En el testamento, cuidadosamente redactado a mano. La Latina dejó todo su dinero a obras de caridad, para disgusto de sus nueras. El legado era importante porque los Reyes Católicos le habían dado como dote cuando se casó 500.000 maravedíes. Una cantidad muy elevada, teniendo en cuenta que los Reyes ofrecían tan solo 10.000 maravedíes al primer hombre que avistara tierra en las expediciones de Cristóbal Colón.

Beatriz Galindo murió en Madrid, en 1535, con casi 70 años. Fue enterrada bajo el altar del coro alto de la iglesia del primer monasterio de las Jerónimas. En 1891 sus retos fueron trasladados y se descubrió que su cuerpo parecía incorrupto.
La Latina fue una mujer íntegra y adelantada a su época. Probablemente la más culta de la España del siglo XV. Como reconocimiento, en Madrid tiene un barrio, un teatro, una escultura, un distrito, una calle y una parada de Metro que llevan su nombre.